Actualizado: 17/05/2024 12:58
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Lunes Oña, Documental, Diáspora

La vida entre dos culturas

Un documental recoge el testimonio de 21 jóvenes cubanos que hablan sobre cómo ha sido su experiencia de adaptación al vivir entre la cultura del hogar cubano y la del país de acogida

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El viernes 10 de mayo el Museo Americano de la Diáspora Cubana, de Miami, acogerá el estreno del documental Hijos de la Diáspora, con el cual debuta como director Lunes Oña. Español de padres cubanos, cursa estudios de Cine, Televisión y Producción Digital en el Miami-Dade College y es promotor cultual de la escena underground del sur de Florida.

Hijos de la Diáspora indaga en la persistencia de la cultura cubana en las recientes generaciones de la comunidad en el exilio. Desde Escocia hasta Ecuador, pasando por Canadá, España y Angola, 21 jóvenes cubanos que han crecido fuera de Cuba en 9 países, hablan sobre cómo ha sido su experiencia de adaptación al vivir entre dos culturas, la del hogar cubano y la del país de acogida, así como acerca de la supervivencia de la identidad cubana a pesar de la historia familiar de ruptura y alienación. Varios de los testimoniantes nunca han visitado la Isla o bien tienen un vago recuerdo de ella. Los entrevistados han nacido o crecido en ciudades y países como Miami, Nueva York, Canadá, Venezuela, Colombia, Ecuador, México y España.

Acerca de la experiencia que ha sido rodar su primer trabajo cinematográfico, Lunes Oña habla a continuación.Cubaencuentro le hizo llegar las preguntas a través del correo electrónico, que él tuvo la gentileza de contestar por esa vía.

-¿Cómo surgió la idea del documental?

La idea del documental Hijos de la Diáspora me nació al mudarme a Miami. Al pensar en todos los cubanos que han escapado de la Isla en las últimas décadas, sentí la necesidad de contar las historias de aquellos que, tal como yo, nacieron o crecieron en otras culturas; de estudiar cómo es vivir entre dos realidades: la del hogar cubano y la del país de acogida.

Empezamos el proyecto en 2021. Yo entonces tenía 21 años y cursaba el segundo año de la carrera en Producción de Cine en el Miami Dade College. Con tan solo la ayuda de una improvisada productora, mi madre Ileana Pérez Drago, doctora en Arquitectura y empresaria, comenzamos a planear cómo entrevistar personalmente a nacidos en Miami o a quienes encontraron aquí su primer o segundo país de acogida. El planteamiento general sería indagar sobre la persistencia de la cultura cubana en las últimas generaciones de la diáspora cubana. Trabajamos juntos durante dos años, en el tiempo libre que encontrábamos, y finalizamos el documental en diciembre de 2023.

-¿Cómo seleccionaron a los entrevistados?

Desde las primeras reuniones de trabajo tuvimos claro que íbamos a tratar de encontrar personas que representaran la variedad de formas de escapar de Cuba, y no solo los grandes éxodos a partir del Mariel de1980. Para ello, establecimos dos grandes grupos: Miami, como lugar con la mayor concentración de cubanos fuera de Cuba, y el resto del mundo.

Inicialmente hicimos una convocatoria por Facebook anunciando el proyecto e invitando a que nos escribieran para participar. Ahí fueron apareciendo los primeros participantes: Patricia, que con 13 años se asiló en la Embajada del Perú con sus padres y luego salieron por el Mariel; Rogelio, nacido en Miami y cuya familia emigró en la década de 1950 huyendo de Batista, y así sucesivamente. Pronto empezamos a “clasificar” los posibles participantes para hacer una búsqueda más dirigida y cubrir la mayor cantidad posible de situaciones.

Durante muchos meses estuvimos buscando a alguien que hubiera llegado a Miami en balsa siendo niño, pero, aunque encontramos a varias personas, no estuvieron dispuestos a contar su historia. Esfuerzo también costó encontrar un hijo o nieto de preso político que quisiera dar una entrevista. A través de una amiga encontramos a Iliana Curra, cuyo hijo estuvo dispuesto a participar en el proyecto. A través de Curra encontramos al balsero, que llegó siendo ya un joven, pero representaba una historia de superación impactante y se considera a sí mismo un hijo de la diáspora, porque volvió a nacer en esta tierra.

Comentando a cada paso el proyecto con conocidos y desconocidos, fueron apareciendo todos los participantes. Con amigos de la juventud de mi madre encontramos a la joven que vive en Israel, y a través de ella encontramos a la de México. Con una amiga cubana en Madrid encontramos la testimoniante de Ecuador. En un evento cultural en Miami mi madre se acercó a Irasema Otero, productora de Vilaplana Films y ella propuso a su hijo, el joven cineasta Camilo Vilaplana.

De los años que pasamos en Madrid conservamos la amistad con el cantante Boris Larramendi y la chelista Ivette Falcón. Su hija Adela, española como yo, se entusiasmó con la idea. También fue similar el caso de Lila del Risco, crecida en New York, e hija del escritor Enrique del Risco, amigo de nuestra familia desde los primeros años madrileños. Cuando ya habíamos llegado a 20 entrevistados y comencé el trabajo de edición, mi madre conoció en una fiesta a una chica gallega que tenía una buena historia y estaba dispuesta a ser entrevistada. Fue un hallazgo importante.

-Llama la atención que dos de ellos residen en Luanda y Edimburgo. ¿Cómo dieron con ellos?

Nos hubiera gustado haber entrevistado cubanos en todos los continentes, pero Asia y Australia se nos hicieron inviables. Y por poco también nos ocurre con África. Pero finalmente encontramos a una amiga de mi madre que es médico, vive en Angola, y tiene una hija que accedió a ser entrevistada. El joven español que vive en Edimburgo también vivió en Hialeah por unos pocos años y su padre entró cuando tenía quince años a la Embajada del Perú. Lo teníamos un poco perdido, pero en realidad es un primo segundo de mi padre y pudimos localizarlo.

-¿Contaron con un cuestionario previo antes de filmar? ¿Hubo aspectos que incorporaron durante el rodaje?

Lo primero que hicimos antes de empezar a buscar los participantes fue pensar en qué íbamos a preguntar. Decidimos que las preguntas serían humanísticas y no políticas, pues los temas políticos iban a salir solos y cuando los participantes quisieran. No íbamos buscando declaraciones de principios. Estos llegarían y llegaron solos.

Inicialmente, pensamos que los entrevistados que no estaban aquí en Miami se filmaran solos y nos enviaran la grabación. Pero decidimos que era mejor interactuar, para de ese modo poder indagar en los temas que surgieran. Entonces empezamos a acordar reuniones online a través de videollamadas. Los participantes, además de responder las preguntas, pudieron expresarse sobre cualquier tema.

-¿Cuáles fueron las principales dificultades que tuvieron?

Personalmente tuve dos dificultades principales: encontrar tiempo para el documental y mi escaso conocimiento de la historia de Cuba. Tenía y tengo poco tiempo libre, ya que estudio cine en la universidad, y promuevo la escena joven alternativa del Sur de la Florida a través de la plataforma creativa Always Lunes, además de organizar eventos con música y arte. Todo eso junto me tiene muy atareado, pero me enorgullece contribuir continuamente a la comunidad creativa de Miami, un conjunto de colectivos que estaban bastante dispersos. El año pasado mi proyecto fue reconocido por el periódico Miami New Times como el mejor Instagram de 2023.

Teniendo en cuenta que he crecido en España, he vivido tres años en Panamá y ahora llevo siete en Miami, os podéis imaginar que haber estudiado en tres sistemas educativos diferentes ha diversificado mis conocimientos y mis experiencias, pero también ha dificultado que pueda estudiar la historia de Cuba. Rodar el documental me ha permitido aprender un poco, pero aún tengo mucho que aprender. Ver documentales sobre Cuba ayudó en el proceso y mi productora fue muy importante a la hora de entender la cronología. Nuestras conversaciones sobre historia de Cuba me han servido para entender un poco más, así como también editar por tantas horas los testimonios de los participantes.

-Por último, ¿puedes hablar sobre cómo obtuvieron la financiación?

Considerando que es mi primer documental, que estudiaba segundo año de la carrera y que mi productora es una outsider del medio cinematográfico, ni siquiera intentamos buscar financiación. Entendimos que era necesario trabajar, demostrar y luego ya veríamos cómo conseguir el dinero para pagar lo que fuera imprescindible. Eso hizo que mi esfuerzo fuera mayor, al no tener en quién delegar cuando se trataba de los aspectos técnicos. Pero hoy eso es muy frecuente en este medio entre los creadores jóvenes.

Pedimos la colaboración musical a una hija de la diáspora, la joven y talentosa pianista Hilda Oramas, y a dos padres de la diáspora, Rubén Aguiar y Boris Larramendi, Con Son de Oro abrimos el documental y con Boris lo cerramos. Las imágenes de varios momentos históricos que aparecen son parte del documental Éxodo, de Luis Guardia, a quien tuvimos el placer de conocer a través del prestigioso documentalista Eduardo Palmer, con el que a su vez nos contactó el cineasta Lilo Vilaplana.

Después de haber grabado todo hice un teaser, que es como un trailer más extenso. Muestra parte del trabajo en proceso de post producción, y ayuda a buscar los apoyos financieros cuando el trabajo aún no se ha terminado. Entonces abrimos un crowdfunding y reunimos lo necesario para pagar la mezcla de sonido.

Ya teníamos documental. Entonces, escribimos a Aida Levitán, presidenta de la Fundación ArtesMiami. Hemos conseguido de esa institución el apoyo para enviar el documental a los festivales y para promover la premiere el próximo viernes 10 de Mayo en La Otra Esquina de las Palabras, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, aquí en Miami. Más recientemente, la Fundación Heberto Padilla ha confirmado un aporte que nos permitirá participar en más festivales y el soporte técnico para cubrir todo el evento de la premiere.

Hijos de la Diáspora. Director: Lunes Oña. Producción: Ileana Pérez Drago y Always Lunes. Sonido: Manuel Hernández. Música: Hilda Oramas, Boris Larramendi, Son de Oro. Duración: 60 minutos. Estreno el viernes 10 de mayo, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, 1200 Coral Way, Miami, FL 33145. Tel. 305-529.5400. Entrada gratuita, capacidad limitada.


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